La temporada de espigas puede convertirse en una de las épocas más delicadas para tu compañero de cuatro patas. Tú, como cuidador responsable, debes prestar especial atención a los paseos y a las rutinas de limpieza para evitar que estas pequeñas y aparentemente inofensivas plantas hieran a tu perro o se alojen en partes sensibles de su cuerpo. A continuación, descubrirás por qué las espigas son peligrosas, cómo prevenir el contacto, qué hacer si tu perro entra en contacto con una y algunas medidas de entrenamiento que te facilitarán mantenerlo protegido.


¿Por qué son peligrosas las espigas para tu perro?

Las espigas son semillas cubiertas de finas púas que se desprenden con facilidad de ciertas plantas, especialmente durante los meses de calor. Aunque puedan parecer inofensivas a simple vista, estas semillas pueden incrustarse en la piel, oídos, nariz o incluso llegar al aparato respiratorio de tu perro, provocando lesiones y complicaciones serias. Su forma de flecha y sus pequeñas púas hacen que se desplacen hacia el interior del cuerpo en lugar de salir, lo cual complica su extracción.

Cómo reconocer las espigas más comunes

Para proteger a tu perro, primero debes conocer los tipos de espigas que suelen proliferar en tu zona. En la mayoría de los parques y áreas verdes encontrarás plantas silvestres como la cebada de cola de zorro (también llamada “barba de zorro”) o la avena loca. Ambas presentan semillas de forma alargada y con pequeñas púas. Las espigas de gramíneas son particularmente problemáticas, ya que pueden engancharse con facilidad en el pelaje de tu perro.

A continuación, encontrarás una tabla que detalla las espigas más comunes y sus características principales:

Tipo de espiga Aspecto Época de mayor presencia
Cebada de cola de zorro Alargada, con finas púas que se desprenden con facilidad Finales de primavera y verano
Avena loca Similar a la cebada, con púas visibles y de color verde o marrón Primavera y principios de verano
Gramíneas comunes Semillas más pequeñas, pero con púas muy adherentes Primavera y verano

Principales riesgos para la salud de tu perro

Los riesgos que conllevan las espigas pueden variar desde irritaciones leves hasta problemas más graves. Si una espiga se introduce en la nariz, tu perro podría experimentar hemorragias y estornudos constantes. En las orejas, las espigas pueden perforar el tímpano o causar infecciones dolorosas. Además, en las patas, se pueden clavar entre los dedos, provocando cojeras e inflamaciones que requieren intervención veterinaria. No subestimes el peligro de las espigas: cuanto más rápido detectes un problema, más sencillo será solucionarlo.


Cómo prevenir el contacto de tu perro con las espigas

Una buena prevención comienza con el conocimiento de las zonas de riesgo y la utilización de accesorios adecuados. Por otro lado, la vigilancia y la observación constante durante los paseos es clave para impedir que tu perro se enrede o se acerque a hierbas cargadas de semillas.

Áreas de mayor riesgo en los paseos

Durante la temporada de espigas, las zonas como campos con hierbas altas, parques poco cuidados o arcenes de caminos rurales suelen estar repletas de estas semillas. Es recomendable que, en la medida de lo posible, evites pasear a tu perro por lugares donde la vegetación esté muy crecida o donde no se realice un mantenimiento regular. Presta especial atención a los márgenes de los senderos, donde el tránsito peatonal es menor y las plantas tienen más libertad para crecer sin control.

Uso de accesorios y herramientas de protección

Existen accesorios de protección que pueden ayudarte a reducir el riesgo de que una espiga termine en el cuerpo de tu perro. Por ejemplo, el uso de botines o calzado para perros puede ser útil si sabes que pasarás por zonas con vegetación densa. Asimismo, algunos arneses están diseñados para cubrir más zonas del cuerpo que un simple collar, minimizando las áreas de contacto. También puedes considerar un cubreorejas o un pañuelo que cubra el pabellón auditivo, sobre todo en razas con orejas largas y caídas.

Consejos de Conductcan para evitar accidentes

Si notas que la zona donde sueles pasear a tu perro está plagada de espigas, lo mejor es buscar un camino alternativo o reducir el tiempo que pasas en esas áreas. Además, según la experiencia profesional de Conductcan, conviene:

  • Realizar paseos más cortos en zonas de riesgo alto y dedicar más tiempo a paseos y juegos en áreas controladas.
  • Educar a tu perro para que no husmee excesivamente en lugares donde la vegetación es abundante.
  • Combinar el entrenamiento con accesorios protectores: la prevención es la mejor herramienta contra las espigas.

Revisión y cuidados diarios para detectar espigas

La inspección regular del pelaje y las zonas más expuestas en tu perro es crucial para una detección temprana de cualquier espiga. Con un cepillado adecuado y revisiones diarias, podrás quitar a tiempo cualquier semilla que se haya adherido antes de que se incruste en la piel.

Señales de alerta en orejas, nariz y patas

Tras cada paseo, revisa con cuidado las orejas, nariz y patitas de tu perro. Observa si sacude la cabeza con frecuencia o se rasca más de lo habitual: estas pueden ser señales de que una espiga se ha alojado en el oído. Si estornuda repetidamente o tose, puede que tenga una espiga en la nariz o garganta. Una ligera cojera o un lamido constante en una zona concreta de la pata también puede indicar que hay una espiga clavada.

Limpieza y cepillado del pelaje

Un buen cepillado diario no solo mantiene el pelaje de tu perro limpio y libre de enredos, sino que también te permite detectar cualquier cuerpo extraño. Opta por un cepillo de púas suaves que penetre bien en el pelo sin dañar la piel. Si tu perro tiene el pelo largo, considera recortar o deslanar las zonas más propensas a acumular semillas. No olvides prestar especial atención al área de la cola, el vientre y las patas.


Qué hacer si tu perro entra en contacto con una espiga

A pesar de todas las precauciones, es posible que en algún momento tu perro se exponga a una espiga. En estos casos, saber actuar rápidamente puede marcar la diferencia entre una molestia temporal y un problema de salud más grave.

Primeros auxilios en casa

Si detectas una espiga en la superficie del pelaje o ligeramente clavada, puedes intentar quitarla cuidadosamente con unas pinzas. Debes hacerlo con mucho cuidado para evitar romper la espiga y dejar restos dentro de la piel. Limpia la zona con un antiséptico suave y comprueba que no quede ningún fragmento. Si tu perro muestra signos de dolor intenso, no insistas e intenta mantenerlo tranquilo hasta que lo revise un profesional.

Cuándo acudir al veterinario

En caso de que notes inflamación, supuración, mal olor, o cualquier otro síntoma que indique la presencia de una infección o un cuerpo extraño más profundo, lleva a tu perro al veterinario de inmediato. El especialista dispone de herramientas y técnicas para localizar y extraer la espiga sin causar más daño al animal. Además, si hay heridas o sospecha de complicaciones, el veterinario podrá recetar antibióticos u otras medicaciones para evitar infecciones.


Medidas de entrenamiento para la temporada de espigas

Un buen entrenamiento puede ayudarte a prevenir que tu perro se adentre en zonas peligrosas o que se coma cualquier objeto extraño que encuentre en el suelo. Trabajar la obediencia básica y el control de impulsos es esencial para garantizar su seguridad.

Comandos básicos de obediencia

Asegúrate de reforzar comandos como “ven”, “quieto”, “deja” o “suéltalo”. Con estas órdenes, podrás llamar a tu perro en cuanto detectes que se acerca a una zona con hierbas altas o retirarlo rápidamente si ves que está a punto de meterse en un matorral sospechoso. Dedica sesiones de entrenamiento diarias para que tu perro asocie estos comandos de manera efectiva y responda al instante.

Entrenamiento para evitar ingerir objetos extraños

Es frecuente que algunos perros sientan curiosidad y quieran llevarse a la boca todo lo que encuentran a su paso, incluyendo semillas y espigas. Practica ejercicios donde, al decir “deja” o “suéltalo”, tu perro suelte lo que tenga en la boca o ignore un objeto en el suelo. Recompensa el comportamiento correcto con caricias, elogios o premios para reforzar el hábito.


Recuerda: la clave está en combinar prevención, revisiones periódicas y una rápida actuación si tu perro entra en contacto con una espiga. Si bien puede parecer una tarea ardua, tu perro te lo agradecerá con salud y bienestar. Con paciencia, constancia y el apoyo adecuado, mantendrás a tu mejor amigo protegido y feliz.