¿Debo socializar a mi perro?

La socialización de nuestras mascotas

Cuando hablamos de la socialización en los perros, nos referimos a conseguir que éste sepa relacionarse y convivir de forma cordial en presencia de otros canes y con las personas en general. Poder compartir el día a día con ellos sin problemas de adaptación y de comportamiento.

Un perro bien socializado es un perro tranquilo y seguro, que sabe comportarse en el cualquier ambiente, dejándose manipular y explorar con tranquilidad por el veterinario, manteniendo una buena actitud con otros perros, tranquilidad en cualquier entorno y situación, (niños corriendo, patinetes y bicicletas, camiones de basura…), etc…

¿Qué necesidad hay de que el perro juegue con otros perros?

Creemos adecuado recomendar socializar al perro acostumbrándolo a convivir en armonía con su entorno y susceptible de ir a cualquier lugar, siempre respondiendo, respetando y estando atento a los miembros de su manada (es decir, su familia). Siendo capaz de convivir con otros congéneres, tolerándolos y evitando enfrentamientos; Puede jugar y relacionarse ocasionalmente con otros perros, pero sus mejores amigos los tiene siempre en casa; Ante la máxima de que el perro es el mejor amigo del hombre nos gustaría poder afirmar que cada dueño es el mejor amigo de su perro.

Para conseguir que la relación con nuestro perro sea la mejor (respetarnos, estar pendiente de nosotros y comportarse según nosotros le indiquemos) tenemos que conseguir ser su referente: sus líderes; para eso tenemos que ser quienes le demos cobijo, los que le alimentamos, los que le demos cariño, los que cubrimos todas sus necesidades… ¡Y eso incluye ser quienes cubren esa necesidad vital que es el juego!. Tiene que ser sociable con otros perros y hasta jugar con ellos si toca, pero ante la elección de jugar con nosotros o con otros su elección tiene que ser muy clara.

¿Cuántas veces hemos visto en parques a los dueños de los perros charlando entre ellos mientras  sus animales están jugando también entre ellos?

En esa situación es fácil ver que los humanos no sólo no ven señales de peligro entre sus canes (hasta que llega la sangre al río…), sino que además a la hora de marchar no consiguen captar la atención de su perro y que atienda a la orden de la llamada. ¿Quizás es que esos amos no son divertidos para sus mascotas? ¿Será que lo pasan mejor con sus “compis” del parque? Si no les han prestado atención en ningún momento ¿por qué deben obedecerles? 

Si en lugar de estar manteniendo una conversión con otras personas durante el ocio de nuestro perro, nos dedicamos a compartir ese rato con él, jugando, acariciándole, paseando juntos, etc…  seguro que no hará falta llamarle a la hora de marchar, pues estará con y por nosotros.

Para conseguir que la relación con nuestro perro sea la mejor (respetarnos, estar pendiente de nosotros y comportarse según nosotros indiquemos). Tenemos que conseguir ser su referente, sus líderes.

Si queremos ser el referente de nuestro perro y lograr que nos obedezca, hay que cuidar y trabajar el vínculo que nos unes; Tenemos que hacerle sentir que como parte de nuestra familia, él es importante para nosotros, y por tanto el tiempo compartido con él se basa en la calidad antes que en la cantidad. Consiguiendo ser lo que más le importe y su centro de atención dejará de importar lo que haya a su alrededor. Lo contrario (tener a un perro educado, seguro, social, etc… ) es tarea imposible si nosotros no aportamos nada a la relación…

Para educar a un perro, además de enseñarle a él, también los dueños deben aprender a entenderle y a hablar su mismo idioma. Si queremos el respeto del animal, a él también se lo debemos. Y la mejor manera de demostrárselo es establecer un vínculo estrecho, base para una relación sana. la base de la socialización es explorar y conocer el mundo juntos, y no podemos pretender que lo hagan ellos solos.